Habilitan refugios para abejas en más de 300 paradas de buses

Las abejas están en grave peligro de extinción. Por esta razón la ciudad de Utrecht en los Países Bajos implementó un innovador proyecto para fomentar el bienestar de estos insectos.

Un estudio del año 2019 asegura que las abejas y otros insectos polinizadores están muriendo a nivel mundial en cantidades alarmantes, lo que podría significar un colapso catastrófico de nuestro ecosistema.  

Ante este panorama crítico, en la ciudad de Utrecht en los Países Bajos, se convirtieron más de 300 paradas de buses en refugios para abejas. Esta iniciativa ecológica consiste en instalar jardines en miniatura en los techos de los paraderos, para proveer de polen a las abejas y mejorar el aire para la comunidad. 

De este modo, según el concejo municipal de Utrecht y la empresa de publicidad Clear Channel, esta idea busca para asegurar biodiversidad en la comuna, entregar una mejor calidad de vida para los vecinos y proteger a las abejas.

El valor de los insectos para el ecosistema 

Las abejas son importantes para la polinización de las flores y reproducción de plantas: sin las abejas, la producción de frutas, verduras y nueces podría disminuir drásticamente. 

Tan solo en el año 2018 se murieron más del 40% de todas las abejas en Estados Unidos. Los expertos proyectan que para el año 2070 se morirán más del 50% de los insectos de todo el planeta.

Esta catástrofe es evitable y depende de los humanos frenar el cambio climático, disminuir el uso indiscriminado de plaguicidas y promover espacios naturales para que las abejas y otros insectos puedan crecer y vivir con dignidad. 

Hotel de abejas

La iniciativa de la ciudad de Utrecht también incluye la instalación de 200 hoteles para abejas e insectos: se tratan de paletas y torres publicitarias que se modificaron con materiales reciclados para alojar nidos y panales de abejas.

Por ejemplo, las abejas forman sus colmenas en los 200 metros más cercanos a sus fuentes de polen. El polen es una sustancia reproductiva y nutritiva de las flores que es rica en proteínas, y que las abejas transforman en miel para alimentar a sus larvas. Para elaborar la miel, cada abeja obrera visita más de 7.000 flores todos los días.

En Chile, el consumo de miel aumentó considerablemente durante la pandemia. 

Este trabajo es muy desgastante para las poblaciones de abejas, por lo que la iniciativa de Utrecht abre el ejemplo hacia otras comunidades internacionales para mejorar la calidad de vida estos insectos y de paso asegurar el futuro de nuestro planeta. 

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