Energías Limpias
Por Agustín de VicenteDe residuo a recurso: cómo el biogás puede revolucionar el manejo de desechos orgánicos en Chile
Las plantas de biogás son instalaciones que valorizan residuos orgánicos biodegradables mediante un proceso de digestión anaerobia, donde microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno.
En un contexto de creciente preocupación por el cambio climático y la gestión de residuos, el biogás emerge como una solución clave para el manejo sostenible de desechos orgánicos. Esta tecnología, que ya ha transformado sectores energéticos en países como Alemania y Suecia, promete no solo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sino también avanzar hacia una matriz energética más sustentable en Chile.
El desafío de los residuos orgánicos en Chile
Según el Ministerio del Medio Ambiente, los residuos orgánicos representan al menos el 50% de la basura generada en el país. Aunque el compostaje ha ganado popularidad como una solución a pequeña escala, la magnitud del problema requiere medidas más ambiciosas y a gran escala. Aquí es donde las plantas de biogás entran en escena.
Esta tecnología convierte los residuos orgánicos biodegradables en biogás, una mezcla rica en metano que puede usarse para generar electricidad, calor o biometano, un gas natural renovable. Además, produce digestato, un biofertilizante que puede aplicarse en suelos agrícolas y forestales.
Beneficios del biogás
A diferencia de los rellenos sanitarios, que generan emisiones descontroladas de metano y otros problemas ambientales, las plantas de biogás capturan este gas y lo aprovechan como fuente energética. Además, sus procesos cerrados y controlados minimizan los olores y los impactos negativos en comunidades cercanas.
Matías Errázuriz, CEO de Genera4, líder en la implementación de plantas de biogás en Chile, señala: “Estamos en un punto clave para acelerar la transición hacia el biogás. Esta tecnología no solo reduce nuestra dependencia de los rellenos sanitarios, sino que también contribuye al cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones de GEI que Chile asumió en el Acuerdo de París”.
Experiencia internacional: un modelo a seguir
El impacto del biogás en países como Alemania y Suecia es ejemplar. Alemania, por ejemplo, cuenta con más de 10.000 plantas de biogás que generan cerca de 5 GW de electricidad, abasteciendo a millones de hogares. Suecia, por su parte, ha logrado reemplazar hasta el 50% del gas natural utilizado en hogares y transporte por biometano.
La Asociación Mundial de Biogás estima que actualmente existen 132.000 plantas de este tipo en el mundo, con el potencial de alcanzar el millón para 2030. Este crecimiento podría reducir un 12% de las emisiones globales de GEI, posicionando al biogás como un actor central en la lucha contra el cambio climático.
Chile: oportunidades y retos
En Chile, la adopción del biogás enfrenta desafíos logísticos y culturales, pero también ofrece grandes oportunidades. Una planta de biogás de mediana escala podría abastecer de energía a más de 5.000 hogares, mientras que el biometano producido podría integrarse a las redes de gas natural. Esto no solo diversificaría la matriz energética nacional, sino que también generaría empleo y fortalecería la economía circular.
"Chile tiene el potencial de replicar el éxito de Alemania y Suecia", concluye Errázuriz. "Con una combinación de voluntad política, inversión tecnológica y concienciación ciudadana, el biogás puede convertirse en una pieza clave para un futuro más limpio y sostenible".
La implementación masiva de plantas de biogás en Chile no solo ayudaría a mitigar los impactos ambientales de los residuos orgánicos, sino que también posicionaría al país como un referente en energías renovables en América Latina. Transformar los desechos en recursos es más que una necesidad ambiental; es una oportunidad para construir un modelo de desarrollo sostenible y resiliente.
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