Producción Responsable
Por Juan S. Olivares

Científicos abonaron un bosque con 12 mil toneladas de cáscaras

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Un experimento de 1997 en Costa Rica comenzó como un completo fracaso y en la actualidad es una selva llena de vida. Conoce cómo los desechos orgánicos pueden cambiar nuestro entorno fácilmente.

Arrojar toneladas de basura en un santuario de la naturaleza suena como si fuera un crimen, pero no siempre es así. En Costa Rica, uno de los países más biodiversos en el mundo, un productor de jugos desechó más de 12 mil toneladas de cáscaras de fruta en un bosque protegido. 

Esta situación ocurrió en el año 1997, y fue parte de un experimento de científicos de la Universidad de Princeton de Estados Unidos que pretendían abonar un bosque selvático con desechos orgánicos de naranjas y cuantificar el beneficio en el futuro. 

En su momento, este experimento fue aprobado por las autoridades costarricenses, y miles de camiones llegaron hasta la zona más árida del Área de Conservación de Guanacaste para arrojar las cáscaras de naranja de una compañía elaboradora de jugos.

Pero a un año de iniciado este programa de fertilización de la tierra, una empresa rival demandó a los responsables del proyecto y exigió ante las autoridades que se frenara el trabajo en esta zona. 

Por esta razón, el proyecto quedó abandonado a su suerte por años, y los científicos estadounidenses se retiraron de Costa Rica. Las cáscaras de naranja comenzaron a descomponerse, y el bosque no recibió intervención humana durante décadas. 

En el año 2013, la pareja de científicos detrás del proyecto le pidió ayuda a un colega que iba viajando a Costa Rica para que revisara el estado del proyecto que quedó inconcluso. Este científico amigo llegó a la zona intervenida y se encontró con hectáreas de bosque selvático impenetrable. 

Era tanta la naturaleza, que las plantas y enredaderas no dejaban ver el cartel de dos metros que señalaba el lugar exacto donde se inició el programa de fertilización. Este experimento que comenzó como un desastre, terminó convertido en un frondoso bosque con más de un 175% de aumento de la vegetación.

Esta parte del bosque que era árida es hoy en día una de las zonas mejor cuidadas del lugar. Las cáscaras de naranja que supuestamente contaminaron el bosque, en realidad nutrieron el suelo y permitieron que se llenara de distintas especies de árboles que mejoraron el entorno para el crecimiento de otras plantas.

Tesoro cotidiano

Este es un claro ejemplo de que la basura no existe, y que se pueden transformar los desechos orgánicos en compost para nutrir la tierra. Esta experiencia se podría replicar en nuestro país con desechos de la producción agrícola. 

También, se pueden construir composteras en nuestros hogares y enriquecer los suelos del entorno con basura orgánica que producimos a diario.  

Y si lo tuyo no es la jardinería o la agricultura, puedes usar las cáscaras de limones y naranjas para elaborar un excelente limpiador para tu hogar o también un exquisito desengrasante para la cocina, y de paso podrás disfrutar de un agradable aroma libre de tóxicos que contaminan el medioambiente. 

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