Naturaleza Protegida
Por ¿Cuál es tu huella?

Científicos y pescadores se unen para repoblar con algas zonas altamente contaminadas

Fotografía de LEBMA, Universidad Andrés Bello.
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A través de la repoblación del fondo marino, los impulsores de la iniciativa buscan restaurar el ecosistema de la caleta Horcón en Puchuncaví.

En las últimas décadas la bahía de Quintero y Puchuncaví ha hecho noticia en medios de comunicación locales, nacionales e incluso internacionales por sus altos niveles de contaminación. Intoxicaciones, nubes tóxicas y varamientos de carbón se han transformado en el pan de cada día para sus habitantes. Pero esto no siempre fue así. 

Antes de la instalación de las empresas, en la década de los 60’, la bahía era un imperdible para el turismo nacional y un lugar propicio para la pesca artesanal y la agricultura a pequeña escala. Todavía muchos de sus habitantes recuerdan los tiempos en que sacaban las hortalizas con sus propias manos y los pescadores rememoran con nostalgia aquellos años en los que cultivaban más de 150 kilos de lapas, caracoles, piure, lenguado y chorito cada día.

Hoy, un grupo de científicos liderados por la Doctora en Ciencias Biológicas, Loretto Contreras, trabaja con los pescadores de la caleta para revivir aquellos años, recuperando y restaurando el fondo costero de Puchuncaví.

En concreto, la iniciativa busca co-crear una estrategia de manejo de algas pardas para repoblar el fondo marino con huiro flotador (Macrocystis pyrifera) y con huiro negro (Lessonia spicata), dos especies de algas que son clave en la salud del ecosistema marino.

Las algas son cruciales para la vida pues son el hogar de muchas especies que las usan como refugio y lugar de reproducción. Pero no solo eso, también se ha demostrado que son capaces de absorber enormes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y actúan como una verdadera barrera natural que protege a los ecosistemas. 

En este sentido, el proyecto de repoblación del fondo marino se viene gestando por lo menos desde 2014, cuando científicos pusieron a prueba la capacidad del huiro flotador para hacer frente a un varamiento de petróleo que ha sufrido Puchuncaví, descubriendo que se tratan de verdaderas algas “come petróleo”.

Su efectividad en la descontaminación del petróleo fue tal, que hoy los científicos y pescadores están esperanzados en que con la repoblación del fondo marino de la caleta, el suelo prontamente se va a restaurar y los ecosistemas van a volver a surgir. 

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