Agricultura Responsable
Por Agustín de VicenteInician proyecto para impulsar la producción y consumo de legumbres en Chile
Este proyecto promete ser un hito para la agricultura familiar campesina y la seguridad alimentaria en Chile, al devolver protagonismo a cultivos tradicionales y promover su consumo en el país.
Un ambicioso proyecto financiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y ejecutado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) Quilamapu busca revitalizar la producción de legumbres en las regiones de Ñuble y Biobío. La iniciativa se centrará en fomentar el cultivo de porotos, lentejas y chícharos, con impacto directo en las comunas de Ninhue, Ñiquén, San Ignacio y Yumbel.
Revitalización del cultivo en el secano interior
El investigador Gerardo Tapia, curador del banco de recursos genéticos vegetales de INIA Quilamapu, señaló que la escasez hídrica y las difíciles condiciones climáticas han generado una creciente dependencia de las importaciones y un estancamiento en el desarrollo agrícola local. “Se han perdido variedades tradicionales que eran fundamentales en estas regiones”, explicó durante el seminario inaugural del proyecto.
Este plan, titulado “Identificación y reintroducción de recursos genéticos de legumbres con tolerancia a sequía y enfermedades que contribuyan a la seguridad alimentaria y adaptabilidad al cambio climático en la agricultura familiar campesina del secano interior de Chile”, busca abordar esos desafíos mediante la reintroducción de cultivos con características adaptativas.
Seguridad alimentaria y adaptación al cambio climático
Tapia, quien también coordina el proyecto, destacó la importancia de fortalecer la seguridad alimentaria nacional, asegurando la disponibilidad constante de alimentos saludables y nutritivos. La propuesta incluye el manejo agroecológico de diversas variedades de porotos, lentejas y chícharos con alta tolerancia a la sequía y resistencia a enfermedades, apuntando tanto a la productividad como a la calidad nutricional.
Durante los próximos cuatro años, se promoverá la diversificación del consumo gastronómico de legumbres, complementada con la creación de un modelo de negocio para los pequeños agricultores.
Seminario y encuentro con productores
El seminario inicial contó con la participación de destacados investigadores de INIA Quilamapu: Kianyon Tay, especialista en mejoramiento genético de legumbres; Carola Vera, fitopatóloga; María Esperanza Sepúlveda, experta en agroecología; y el propio Gerardo Tapia.
Posterior al seminario, los productores locales visitaron el campo experimental Santa Rosa, donde se encuentra el banco de germoplasma de INIA. Allí tuvieron la oportunidad de reencontrarse con variedades de porotos tradicionales, como el cachiporra, sapito y oro, resguardadas en condiciones controladas de frío y baja humedad.
La agricultora Teresa Riquelme, del sector Bucalemu en Ñiquén, expresó su emoción al redescubrir algunas de estas variedades. “Recuerdo porotos de sabor muy especial que se dejaron de sembrar por su apariencia y fueron desplazados por las opciones comerciales de los supermercados”, comentó, subrayando la importancia de preservar las semillas tradicionales.
Selección de variedades para potenciar la producción
Durante la visita, los agricultores compartieron sus preferencias, lo que permitirá seleccionar 25 variedades de poroto, 12 de chícharo y 12 de lenteja. Gerardo Tapia indicó que el 80 % de las semillas provendrán del banco de INIA, mientras que el resto será aportado por los mismos productores.
Las variedades seleccionadas serán evaluadas en terrenos de las comunas involucradas, poniendo énfasis en su resistencia a la sequía y enfermedades, como la roya, además de su calidad nutricional. “Esperamos que al finalizar el proyecto se logre un aumento del 20 % en la productividad de porotos y un incremento equivalente en el cultivo de lentejas y chícharos”, concluyó Tapia.
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