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Por Francisca PalmaInvestigación revela potencial de las lombrices para monitorear contaminación de suelos
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El estudio, liderado por académicas de la UdeC, reveló la presencia de contaminantes al interior de las lombrices, lo que sugiere que no son capaces de distinguir el alimento del microplástico.
Las lombrices de tierra se pueden considerar como un bioindicador para evaluar la toxicidad potencial de suelos agrícolas contaminados con microplásticos (MPs), según las conclusiones de estudios realizados en la Universidad de Concepción (UdeC).
Un bioindicador es un organismo que proporciona información sobre las condiciones ambientales de su hábitat, ya sea por su presencia o ausencia, y por su respuesta a elementos perturbadores del entorno.
Las integrantes del Centro de Ciencias Ambientales Eula-Chile y de la Facultad de Ciencias Ambientales, doctoras Carolina Baeza y Patricia González, han investigado desde 2018 el efecto de los microplásticos en suelos agrícolas, utilizando a Lumbricus terrestris como bioindicador.
Parte de los resultados de estos estudios fueron publicados en la revista Water and Soil Pollution, bajo el título Experimental Exposure of Lumbricus terrestris to Microplastics.
Entre 2023 y 2024 se llevó a cabo un proyecto VRID Multidisciplinario para evaluar, también con lombrices, el potencial tóxico de suelos agrícolas contaminados con MPs y agroquímicos, desarrollado en colaboración con las facultades de Ciencias Ambientales y de Agronomía, y los centros Eula y de Biotecnología, bajo la dirección de la Dra. Patricia González.
Estas investigaciones indican que, en los bioensayos de ingestión realizados, se ha evidenciado la presencia de MPs en todos los segmentos del tracto intestinal de las lombrices, lo que sugiere que éstas no son capaces de distinguir un alimento de un MPs.
Además, dependiendo de las concentraciones del contaminante, se pueden generar lesiones físicas en las mucosas de las lombrices, ya que el suelo mezclado con MPs se torna más rugoso, aumentando la fricción en los desplazamientos, lo que les provoca heridas y quemaduras.
Por otro lado, los resultados obtenidos en el proyecto VRIM destacan los principales efectos sinérgicos derivados de la interacción entre microplásticos (MPs) y agroquímicos.
En este trabajo, las investigadoras expusieron lombrices a MPs y al herbicida atrazina para evaluar sus respuestas enzimáticas en condiciones controladas, mediante un bioensayo de 42 días, en el que monitorearon la actividad de la acetilcolinesterasa (AChE) y la carboxilesterasa (CbE) en tejidos de buche/molleja e intestino posterior, respectivamente.
«Los resultados muestran una inhibición en la actividad de ambas enzimas, lo que sugiere que el microplástico es un agente estresor en estos organismos que pudiera afectar en la trasmisión del impulso nervioso, provocando una reducción del movimiento, lo que impactaría en el rol fundamental que cumple la lombriz de tierra de mejorar la estructura del suelo. Asimismo, los hallazgos sugieren un posible efecto competitivo entre los contaminantes estudiados bajo condiciones de co-exposición”, indican las académicas.
El grupo de investigación continuará explorando las respuestas de estos bioindicadores a la contaminación de los suelos, así como las de otros organismos terrestres que puedan ofrecer respuestas toxicológicas sobre los plásticos en el suelo.
Además, se planea determinar las respuestas de los bioindicadores frente a la presencia de otros materiales que están reemplazando a los plásticos convencionales, como los bioplásticos y los que son compostables.
“También está previsto ampliar la batería de análisis para observar posibles respuestas, tales como cambios genéticos en los bioindicadores terrestres”, adelantó Patricia González.
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