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Por Agustín de VicenteCasi un 20% de los chilenos evalúa positivamente las acciones de las empresas para alcanzar el desarrollo sostenible
Existe consenso en torno a la relevancia de instaurar y mantener un nuevo enfoque que garantice mejores condiciones sociales y el cuidado del planeta
Mayor respeto por los derechos laborales y sociales, salarios dignos, lucha contra la explotación infantil, promoción de la igualdad de género y protección del medio ambiente, son sólo algunos de los principios del Comercio Justo, un sistema que se está imponiendo gradualmente en el mundo empresarial y que apunta a conseguir un desarrollo más sostenible. Si bien es una tendencia incipiente, los chilenos ya comienzan a valorar el esfuerzo realizado por las compañías nacionales. De acuerdo con el último “Monitor de Desarrollo Sostenible”, el 18% de los ciudadanos califica positivamente las acciones del sector privado para lograr la sustentabilidad, el 46% cree que el desempeño es regular y un 36% tiene una mirada negativa sobre los avances.
Generar mayor conciencia en torno a esta nueva forma de hacer negocios, introduciendo mayor ética y responsabilidad social y ambiental, es el objetivo del Día del Comercio Justo, que se conmemora cada año el segundo sábado de mayo. Para el director de la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad Bernardo O´Higgins, Pablo Targarona, “este movimiento tiene múltiples aspectos positivos y uno de las principales es que “se podría fortalecer el desarrollo de las pymes y micropymes a través de la concientización de las grandes empresas de pagar oportunamente y mantener buenas condiciones de trabajo a pequeños productores, lo que permitiría el crecimiento y sostenibilidad de este importante motor del empleo a nivel global”. Lo positivo es que según datos de Fairtade International, ya hay más de 1,9 millones de agricultores trabajando dentro de este sistema, cifra que refleja un importante crecimiento de las organizaciones de productores certificadas, considerando que en 2013 apenas superaban el millón.
Tendencia en Chile
En Chile, esta tendencia aún es incipiente, sin embargo ya existen casos que están destacando. Uno de ellos es Kombuchacha, start up nacional pionera en la producción de kombucha, una bebida en base de una infusión de té o hierbas y azúcar de caña, que es fermentada por un cultivo de bacterias y levaduras, y que hoy tiene millones de fanáticos en el mundo por su sabor y propiedades para el organismo. Lo particular de esta empresa familiar es que desde un inicio trazaron profundos objetivos socioambientales, estableciendo como sus pilares diferenciadores ser “100% natural, 100% viva y 100% justa”.
Maria Prieto, fundadora de Kombuchacha, asegura que no sólo se trata de mitigar riesgo, sino que de asumir el compromiso de aumentar el bien común, al regenerar la salud de las personas, las comunidades y el planeta, “aprovechando al máximo, y de buena forma, los recursos existentes y generando el más alto valor de todos los integrantes de la cadena, desde el agricultor al consumidor. El impacto y medición de la huella de carbono es importante, pero es crucial incluir también a las personas. Quizás el esfuerzo que se está haciendo sea algo tardío, pero se está haciendo y eso es lo importante”. Con ese horizonte han ejecutado una serie de acciones que les valieron ser reconocidos este año en el ranking Merco como una de las 15 empresas chilenas del sector alimentos más responsables con el medio ambiente, sus clientes y la sociedad.
En definitiva, existe consenso en torno a la relevancia de instaurar y mantener un nuevo enfoque que garantice mejores condiciones sociales y el cuidado del planeta. En palabras de la Cepal, se trata de una “nueva manera de entender la producción y el consumo desde un enfoque multidimensional que involucra aspectos económicos, sociales, medioambientales y políticos”, lo cual impacta transversalmente los objetivos de desarrollo sostenible. Sin embargo, aún queda mucho por avanzar para que la tendencia se instale de manera transversal, ya que “por ahora, las grandes empresas y transnacionales no están involucradas en el movimiento de comercio justo, ya que siguen muy enfocadas en lograr la carbono neutralidad que mitigaría en parte su impacto al medio ambiente” puntualizó el académico de la UBO.
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