Columnistas
Por Agustín de VicenteInnovación para aportar a la circularidad
Opinión de Pablo Ortiz-Maldonado, Gerente general de South Metals y cofundador de SRAlloys
Actualmente, 7,2% de los materiales que se extraen de la tierra vuelven reciclados. Una cifra baja y que, además es menor a la que se registraba antes de la pandemia, en 2018, cuando a nivel global la circularidad era de 9,2%. Estos datos, que son parte del Informe Brecha de circularidad 2023, también muestran cómo en los últimos 6 años la economía ha extraído y usado tantos materiales como en todo el siglo XX: 100 millones de toneladas de materiales vírgenes cada año.
Países como Chile, con una potente industria minera, se enfrentan a una oportunidad histórica a la vez que una gran responsabilidad. El país debe ser capaz de dar a la alta demanda de cobre y litio, controlando los impactos ambientales. Es un desafío que no es exclusivo de las compañías mineras. Los proveedores también compartimos la oportunidad y el desafío; y eso implica asumir que el éxito depende en gran parte de la contribución que podamos aportar desde la cadena de suministro.
El Banco Mundial estima que para 2050 se requerirán 3.000 millones de toneladas de minerales y metales para la implementación de energía eólica, solar y geotérmica, así como para el almacenamiento (baterías) lo que permitirá lograr una reducción de la temperatura por debajo de los 2° C en línea con los compromisos de París (Hund et al., 2020).
Por otra parte, el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) señala que, entre 1995 a 2015, las emisiones de GEI procedentes de la producción de materiales se duplicó, pasando de 5 Gt de CO2 a más de 11 Gt, debido al aumento de la producción de materiales vírgenes.
La ruta que está marcando la ley REP es un ejemplo de las posibilidades que puede abrir la economía circular, así como también de las brechas que será necesario cubrir para lograr un modelo de circularidad capaz de aportar sostenibilidad y competitividad al ecosistema minero.
Será crucial para nuestro país explorar nuevos ámbitos para aplicar circularidad. Por ejemplo, hoy existen depósitos de piezas desechadas de los procesos de molienda y chancado que contienen materiales que pueden ser recuperados para transformarse en materia prima para la fabricación de nuevas piezas. Sabemos que muchos otros descartes son susceptibles de tener una nueva vida y así seguir circulando en los procesos productivos.
Los proveedores debemos apelar, una vez más, a nuestra creatividad y capacidad de innovación. Podemos asumir aquellas tareas que no están en el core del negocio minero y que pueden ser un aporte relevante a la sostenibilidad de la industria.
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