Columnistas
Por Agustín de VicenteEquidad y desarrollo sostenible
Opinión de Carla Barboto, co fundadora de Pacari
Igualdad de género hoy para un mañana sostenible. Ese es el lema que plantea este año Naciones Unidas para conmemorar un nuevo Día Internacional de la Mujer, con la idea de reconocer cómo mujeres y niñas de todo el mundo están liderando iniciativas que buscan responder al cambio climático y dar paso a un futuro más sostenible para todas las personas.
Si bien la efeméride llama a poner en el centro estas materias, lo cierto es que la relación entre mujer y sostenibilidad debería estar en evidencia siempre. Las mujeres somos más vulnerables a los efectos de la crisis ambiental, no sólo porque representamos la mayor parte de la población, sino también, y especialmente, porque dependemos mucho más de recursos naturales que en la actualidad están bajo amenaza. Eso es, sin duda, lo que nos ha llevado a empoderarnos como activas agentes de cambio, que se alejan de una actitud pasiva y analítica para tomar acción y aportar con soluciones concretas.
Desde mi ámbito de acción me ha tocado ver la fuerza del emprendimiento femenino con propósito en América Latina. Mi humilde experiencia como co fundadora de una de las marcas de chocolate más premiadas del mundo, que ha sido ampliamente alabada por su modelo de producción sustentable y comercio justo, me ha llevado a conocer múltiples realidades, desde la mujer que extrae en los campos la materia prima que da vida a cada una de nuestras barras, hasta la de grandes empresarias que luchan día a día por abrirse caminos y por hacer las cosas mejor desde la perspectiva social, económico y medio ambiental. La gran conclusión que puedo sacar de ello es que el poder de la mujer es infinito, su capacidad de aportar una mirada diferente, de interpretar diversos roles y de empatizar con las necesidades de un mercado que cambia a ritmos incalculables, es única y actúa como un potente motor para cualquier iniciativa.
¿Cuál es entonces el problema? La generación de oportunidades y el combate contra las brechas que aun nos mantienen al margen de ciertos ámbitos de decisión donde, seríamos un gran aporte. En palabras de Naciones Unidas “sin igualdad de género hoy, el futuro sostenible e igualitario seguirá estando fuera de nuestro alcance”. Para avanzar en este difícil, pero motivante camino, considero que una gran herramienta es visibilizar a aquellas mujeres que están siendo protagonistas y que pueden inspirar a tantas otras a dejar atrás sus miedos y emprender, poniendo sus talentos al servicio de proyectos que repercuten favorablemente en distintas esferas.
Debemos convencernos a nosotras mismas, antes de persuadir a los demás, de que el enfoque femenino aporta un sentido humano a los negocios y genera relaciones más equilibradas. Las mujeres latinoamericanas estamos demostrando que tenemos voz en el mundo de los negocios y en muchos otros ámbitos, por esa virtud de manejar los tiempos, los recursos y distribuirlos de forma equitativa, cerrando esas brechas que están pendientes.
No esperemos que sea 8 de marzo para conmemorarnos. Premiemos a la mujer todos los días abriendo nuevas puertas, sembrando oportunidades, dándonos la mano, ayudándonos a confiar y reconociéndonos tantos logros que, en equipo con los hombres, hemos sabido conseguir.
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